sábado, 14 de abril de 2012

Visita al pago y regreso a Dorrego

El payador cuenta como un fogonazo su visita a la casa familiar en el Valle de Uco, las propiedades de capitales extranjeros y la desazón de ver al trabajador del campo adaptado a su pobreza.



Aunque canto en todo rumbo
tengo un rumbo preferido.
Siempre canté estremecido
las penas del paisanaje,
la explotación y el ultraje
de mis hermanos queridos.
(A. Yupanqui. El payador perseguido).



Agarré la Renoleta,
tuve que dejar el pingo.
Cruzar tres departamentos
no es pa llobacas bravíos:
se asustan con los sonidos
de los autos y camiones
y terminás revolcao
por los corcovos del pobre.

Luego de un viaje tranquilo
arribé al Valle de Uco.
Qué cambiao está mi pago,
lleno de gringos finolis,
con bodegas en francés,
en ínglish. En español
una que otra aún esiste.

El presente es puro brillo
de unos pocos gringos chetos,
cultos, manyines y fríos,
que construyen edificios
pa lucirse y competir
y pa aburrirse entre ellos.

Traen dinero de ajuera
porque parece les sobra,
globalización le dicen
a esa etapa de la historia.

No son tiempos como aquellos,
cuando se vivía al día
(ahura se vive a la hora),
carneando de lo que había
cosechando fruta y uva
entre toda la familia.

Ahura son todos peones
de los grandes propietarios.
Los campos se han agrandao
y la riqueza es de pocos,
cada vez hay más miseria,
que se pega como abrojo.

La resinación es yuyo
que siempre güelve a crecer
y por eso hay que tener
bien atenta la mirada
pa no dejar nada e nada
sujeto a lo que los otros
deciden por uno y luego
la trampa ya se ha cerrao
y la vida se te va
como se escapa el verano.

Yo no sé si pertenezco
a la tierra si no es mía.
Son tiempos de propiedá
y de sueños suspendidos
entre lo que uno intentó
y lo que entregó la vida.

Jue triste ver la familia
envejecida y más pobre
pero como acostumbrada
a esta ley que hace crecer
muy alto al álamo blanco
y casi nadita al roble.

Todo se hace pasajero,
se escapa como un caballo
que aburrido de su dueño
quiere probar otra ruta
más serena y más segura,
el riesgo pasó de moda
y todos quieren tener
la vaca atada y añuda.

No es fácil cambiar la historia
si se nace entre los pobres,
no progresa el que más quiere
sino el que menos estorbe.

No digo que no haya mucho
de dignidá en la pobreza
pero cuando es elegida
no cuando te viene impuesta.

Soy otro gaucho esiliado
que escapó de la opresión
del feudo de mi patrón
y me vine a la ciudá
a probar suerte y acá
el castigo, aunque esiste,
se diluye con la vida
de locos que llevan todos
para adormecer las penas
y tratar de todas formas
de levantar la cabeza.


Con imágenes quebradas,
me regresé a mi Dorrego,
donde me escondo del hondo
dolor que produce ver
cómo se mueren los sueños,
se desdibuja la historia
y solo queda la noria
girando triste y sin agua
adentro de la memoria.


12 de abril de 2012


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