El payador, desvelado, tiene un diálogo con
las musas y una de ellas intenta explicarle la esencia del amor.
A Cecilia Molina
Güenos días,
cómo están…
Yo, adherío
a mis amargos:
la vida sin
mate es
un suplicio
inecesario.
La mañana no
está fresca
en la caliente
Mendoza,
ansina que
por la tarde,
si el
pronóstico es certero,
vamo todo a
reventar
en esta
tierra que arde.
Por eso me
animo ahurita
a coplear,
porque más tarde
mi celebro
va a tener
que ponerse responsable.
Me he levantao temprano
aunque casi no he dormío:
tuve anoche un sueño estraño
creanmé lo que les digo.
Es normal
que en estas fechas
uno haga su
balance.
Pros y
contras de este año,
cosas güeñas,
cosas malas,
hermosas e
insoportables.
Pero más
allá de esto,
o más bien
por eso mesmo,
les quiero
contar que anoche
las musas
criollas vinieron
y sin
permiso pusieron
el tema
desta copleada:
me tiraron: «Payador,
no sea
sotreta y relaje,
basta ya de
conyuntura,
tenga un
poco de coraje,
dejesé de
criticar
a todo el
mundo ya mesmo
y toque un
tema que valga
la pena o la
alegría
de ser leído
sin odio
pa que sus
letores puedan
terminar
este año cruel
y se lleven
de sus versos
un mensaje
promisorio.
«Nos
gustaría que hablara
del amor, si
le parece,
la gente se
anda buscando
y Cupido se
hace el sota
y ahí nomás
se desvanece».
Ante
semejante charla,
les pedí a
las musas estas
–que parece
que laburan
muy poco en
esta ciudá–
que mejor
copleen ellas
y se metan a
tratar
de entender
qué es el amor
porque yo no
lo comprendo…
se me escapa
a la razón.
A coro me rispondieron
las muy
criollas, ispiradas:
«El amor,
don payador,
es lo que
mueve a este mundo.
No es, como
dicen algunos,
una “energía”
especial,
que uno
descarga y descarga
como pila mal
cargada
sobre los
seres que ama».
«¿Ah, sí? –me
dije dispués
de escuchar
a estas deidades
de las
ciencias y las artes–.
«¿Si el amor
no es energía,
qué carajo
es, diganmé,
porque sin
juerza no puedo
ni levantar
el talero,
¿cómo es que
se puede amar
sin hacer
ningún ejuerzo?».
Las musas,
muy cejijuntas,
se quedaron
medio mudas,
pero ahí
nomás saltó
la Clío,
que, ustedes saben,
es musa muy
amorosa
y largó una
riflesión
tan densa
que parecía
que no
estaba hablando en verso
sino que era
más bien prosa.
«Mi estimao
payador
–lanzó la
Clío de toque–,
el amor es
energía
pero de un
tipo especial:
no confunda
a sus letores
mezclando
ideas opuestas.
El amor es
lo que impulsa
al ser
humano a seguir
adelante,
aunque sienta
que nada es
posible ya.
«No se trata
de tener
las pilas
siempre cargadas:
el amor se
encarga siempre
de tendernos
una mano
hacia el
otro, y ese otro
si no está
medio dormío
responde
igual la llamada.
«Es el amor
esa juerza
que no viene
de la nada
sino de los
que nos aman,
es decir,
sin más rodeos,
el amor se
hace entre todos,
un impulso
que se impulsa
entre unos y
los otros…
y cuando riconocemos
que estamos
enamoraos
sabemos que
es imposible
que todo lo conocido
siga siendo
como antes:
el amor
trasforma el mundo
lo hace maleable,
lo abre
a mil
posibilidades,
sin que uno
pueda siquiera
oponerse a
sus certezas:
el amor nace
entre todos
y entre
todos se potencia».
Eso nos dijo
la Clío,
en el medio
del desvelo…
Las demás
musas, calladas,
con la
cabeza asintieron,
pero este
criollo siguió
la conversa
rispondiendo:
«Es simple,
tiene razón,
Clío, musa
enamorada,
si uno se
niega al amor,
se está
negando a sí mesmo
y a la vez
negando al otro.
Igual, les
voy a decir,
queridas musas
del campo,
que no sé si
entiendo bien
esto que
están esplicando,
pero suena
muy bonito
y ya se
termina el año,
no estoy
para más preguntas
que me dejen
esperando.
«Les
agradezco, denserio,
que me hayan
dispertao
desta fea
incertidumbre
que me tenía
desvelao».
Ahí terminó
la conversa
con las
musas de fin de año.
De todos
modos, me sigue
picando este
problemita
del desamor
en el mundo,
la soledá,
la tristeza,
preguntas y
más preguntas
que suelen
dejarme mudo.
Es complicao
el amor,
es imposible
negarlo,
caprichoso, inesperao,
indócil,
estemporáneo:
no llegan
cuando lo llaman
ni se gasta
con usarlo.
Ya me voy,
sólo les dejo
un poco de
paz y amor
que tenía
acá guardao:
estas dos
cosas no sobran,
me parece,
en ningún lao.
Amor y paz,
paz y amor,
una utopía
verdadera,
el mundo es
un gran quilombo,
veremos lo
que resulta
desta lucha
sin fronteras.
Algo es
seguro: si no
nos sacudimos
un poco
la costumbrada
flojera
y ponemos
corazón
a cada cosa
que hacemos,
la vida
seguirá siendo
una cosa
pasajera,
y el amor,
un sentimiento
que nunca
valdrá la pena.
Diciembre de
2016