lunes, 30 de diciembre de 2013

El mundo nos necesita



Tal vez motivado por algún espumante de la zona –o simplemente porque se está poniendo viejo– el payador despide el año sacudiéndose su esencial pesimismo y propone menos queja y más acción.


Responsable es quien responde
los desafíos de la vida
o al menos lo intenta y deja
el llanto para otro día.
(Anónimo)


Se va otro año y entonce
uno tiende a resumir
lo que ha pasao de güeno,
de malo y de regular,
no debemos olvidar
que el trece es número yeta
y que tal vez no merezca
más que un recuerdo fugaz.

No ostante el balance surge
porque el ser humano es bicho
adicto a mirar pa atrás
y a solazarse en lo lindo
que aconteció en el camino
o a masoquiarse si hubo
más cosas para el olvido.

Yo tengo algunos amigos
que me han enseñao bien
que la vida es una patria
sin leyes y sin bandera
y ansina como te eleva
cuando estás tirao en el suelo,
si te ve en plena vitoria,
por algún raro desinio,
a tu lugar te rigresa:
el destino se parece
más que nada a una veleta.

Ansí es la vida del pobre
ser arrojao a este mundo
que no puede controlar
ni un segundo ni un minuto
de lo que puede pasar…

Disculpen esta tristeza,
pasa que suelo tener
sentimientos encontraos
y si me distraigo mucho
me derrota el pesimismo,
es que soy criollo curtío:
he visto tantas disgracias
que la alegría se me borra
y ni qué hablar la esperanza.

Veinte trece, año funesto
para los desamparaos,
que no pueden repuntar
porque sigue mal cortada
la torta por todos laos.

Quiere el rico más dinero
y acumular sin cesar
ganancias y más ganancias
y el sufrimiento del otro
la parece algo normal…
libre mercao no es libre
sino más bien garantía
de mayor desigualdad.
Cómo salir, me prigunto
desta lógica perversa
si no es poniendo coraje
y el pechito a lo que venga.

Porque no se puede, amigos,
y más si ya somos grandes,
seguir llorando la carta
mientras los malos progresan.
Levantemos la cabeza,
miremos para el costao,
riconozcamos al otro
que sufre y nos necesita
y tendámosle la mano.
Para eso hay que estar dispierto
y olvidarse del ombligo
que siempre está donde está
y como dijo el poeta
pa sufrir hemos nacío.

Yo creo entonce, y digo
–sin pretender ofender
ni subestimar las penas
del que hoy mesmo desespera–
que hay que ponerse las pilas,
sacudirse la modorra,
porque si uno no ayuda
a mejorar un cachito
este mundo pobrecito
será cada vez pior.
Ya dejemos de buscar
la paja en el ojo ajeno
no salen bellas historias
de un programa de chimentos.

Si llegaste donde estás
y no te sentís a gusto
fíjate cuál es tu parte
y en vez de cantarte un tango
salí a pelear por lo justo.

Si la gente inteligente
y que tiene corazón
se queda mirando quieta
cómo se pasan los días
pa qué dudarlo, siguro
nos ganará la tristeza.
Ya está, ya es hora, dejemos
de penar por los rincones:
el mundo nos necesita,
vamos a dar la batalla
y si caemos que sea
con la cabeza bien alta.

Esta noche, levantemos
bien las copas, que se viene
derecho el dosmilcatorce.
Si le metemos chicote,
entereza y dinidá,
llegaremos sin pensarlo
a un dosmilquince más justo,
con menos penas y olvidos
y habiéndolo dado todo:
que ese sea nuestro rumbo.



31 de diciembre de 2013