viernes, 30 de marzo de 2012

Historia de una mujer que dejó la policía

A la amiga Pao Legay, la heroína de esta historia


Voy a tratar de traer
a la mesa el payador
la historia de una mujer
que en el medio de su vida
quiso cambiar su destino
y buscar uno mejor.

Y no me estoy refiriendo
a una fémina común.
al contrario, yo les digo
con tristeza y alegría,
que la dama que me ocupa
las coplas esta mañana
es una ques polecía.

Y no solamente eso:
es la primera agente
que trabajando en Bomberos
salvó vidas y apagó incendios
en todita la provincia.

Pero vamos a la historia,
que el tiempo a naides le sobra.

Ella creyó desde chica
en la justicia y la ley
y por eso se formó
y estudió seguridá
y se colgó en la cintura
un chumbo pa laburar.

Y ansí ella salió a la calle,
pobrecita, ilusionada,
con que sola iba a sanar
las heridas de la gente
y defender al honrado
de todos los delincuentes.

Pero el tiempo jue pasando
y la lucha por la ley
se jue de a poco cambiando
en la lucha por vivir
sin miedo, sin corrupción,
sin violencia ni celadas
en las filas policiales,
y ahí pa nuestra heroína
se presentaron los males.

Empezó a ver, de pronto,
los vicios de la justicia,
los abusos de poder,
los pobres dentro e la jaula
y los ricos siempre sueltos
y fresquitos para joder.

Su corazón y sus juerzas
se jueron debilitando
como el guanaco en la sierra,
que corre libre y feliz
y de pronto lo sorprende
una bala traicionera
y ansí es herido de muerte
por el cazador malandra
y vacila al caminar
y ya conoce su suerte.

No le jue fácil dejar
a esta noble polecía
a un lado y ansí nomás
su vocación de justicia.
Le tomó años decidir
si cambiaba o si seguía
y mientras eso pensaba
se inscribió en la facultá
y empezó Sicología.

Y un güen día comprendió
que nunca es tarde pa hacer
lo que dicta el corazón.
Y se sacó el uniforme,
le entregó larma a su jefe,
dio medio giro y se dijo,
no sin dolor en el alma:
“es ahura o no será nunca”
y ya no dio güelta atrás.

Mujer valiente, te digo,
se te abre un compromiso
que no es poco desafío:
demostrar que tu partida
mejorará tu destino
y el de tanta gente güena
que supo e tu gran entrega
y contó con tu cariño.

Se acabaron las jornadas
infinitas en la calle,
el temblor de la familia
de volver y no encontrarte.

Adiós al machismo bravo
que reina en la institución.
Bienvenida, nueva vida,
sin miedo en el corazón.

28 de marzo de 2012

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