sábado, 22 de octubre de 2016

Robo de agua en la montaña


El polifacético payador muestra sus dotes de endurista y nos cuenta lo que encontró con sus compañeros de andanzas. Antes, reconoce que el endurismo daña la naturaleza.


A otros les brotan las coplas
como agua de manantial;
pues a mí me pasa igual;
aunque las mías nada valen,
se la boca se me salen
como ovejas de corral.(Martín Fierro)









… y ansina fue que me fui
A endurear el piedemonte.
Agarré la KTM,
llamé a todos los compadres
y rumbeamos más arriba,
de la zona del Challao,
donde está lleno de zorros,
de pájaros y de víboras,
algunas son de verdá,
otras no son de mentira.

Ya sé, no somos queríos,
los motoqueros agrestes
porque hacemos mucho ruido:
nuestras máquinas rezongan
cuando la piedra se opone
a nuestro paso veloz,
pero lo nuestro es pasión
por las motos y el paisaje,
llegar a sitios remotos,
sin cristianos ni cristianas,
siempre será emocionante.

Igual, no sólo se trata,
–y voy a reconocerlo–
del ruido que le metemos
al silencio en la montaña:
nuestras motos contaminan,
rompen plantas, matan bichos
en su paso enloquecío
buscando la libertá
entre coirones y catus…
el cielo como testigo.

Somos muy irresponsables,
esta es una gran verdá,
pero esta copla no nace
pa pedir puras disculpas
sino más bien pa contar
un hallazgo portentoso
que tuvimos hace un tiempo
en una salía al monte
con nuestros pingos de fierro.

Andando como jinetes
muy veloces e inconcientes,
nos topamos redepente
con algo muy repelente:
hallamos, y agarrensé,
nada menos que un embalse
abajo de una cascada…
Madre de Dios, qué abigeo
más ingenioso encontramos
(robar agua es un delito
y por eso me permito
señalar a este gran garca).

Pegamos la güelta al toque
asombraos de lo que vimos:
un dique en plena montaña
es tremendo notición,
sobre todo si se hace
a espaldas o con la anuencia
del área de Irrigación.

Hay que ser onipotente,
impune y un gran sotreta
pa poder pensar siquiera
de que el agua, que es de todos,
se quede en un solo lao,
apropiársela y guardarla
y cuando se es descubierto
hacerse el ecologista:
este hombre es un gran bromista
y nosotros unos mermos.

Con todo rispeto, creo,
que el responsable de esto
debería ir en cana,
y esperarse la sentencia
guardao, como mal le gusta,
a nuestro gobernador:
que este matrero se espere
el golpe de la justicia
entre rejas, bien seguro,
pa que no güelva a robar
ni una gota de agua turbia,
ni un vasito de agua clara.

Vamos a ver si se animan
nuestros jueces tan valientes
a tocar a este cuatrero,
Más bien difícil lo veo:
todo lo compra el dinero.

Ahura me voy al taller:
la moto me anda fallando,
y quiero pronto volver
a ver qué pasa allá arriba
con ese dique siniestro
que nos roba el agua a todos
para regar los jardines
del hipócrita mayor
que vive en esta provincia.


Octubre de 2016

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