sábado, 24 de noviembre de 2018

Estaba tranquilo el campo...


El payador divaga sobre los últimos acontecimientos triviales –pero significativos para un escribiente–, se prepara para la final de la Libertadores y manda a leer a un salame que censuró una actividad por considerarla «política».


Estaba tranquilo el campo,
los pajaritos cantaban,
las gentes, adormecidas,
como hormigas deambulaban.

De pronto, los nubarrones
comenzaron a anunciar
una tormenta cercana.
El criollo experimentado
olfatea rápido el agua,
ni siquiera necesita
mirar pa arriba aunque el cielo
siempre quiere que lo miren
y eso que naides le paga.

Este payador también
estaba medio dormido:
meses de no pasar nada
más allá de lo habitual
deste gobierno de chantas:
inflación, todo muy caro,
el pueblo cagado de hambre,
ministros que meten bala,
economistas berretas
con sus lejanas off shore
y empresaurios y gerentes
que la levantan en pala.

Y entonces, para nosotros,
los que escribimos de ganas,
aparecieron asuntos
menores pero jugosos,
así, en una semana.

Unos criollos se trenzaron
entre ellos en rodeo,
por Payunia o Llancanelo,
y con caballo y talero
salieron a darle leña
incluso a la policía
que se tuvo que guardar
por ser franca minoría:
cuando sospecha el peligro
va a su cueva la mulita.
Después ocurrió ese plagio,
afano, choreo, estafa
en concurso de diseño.
Agradezca el gobierno
que la triste felonía
fue detectada ahí nomás,
si no le iba a caer
muy pesada la comida.

Y ahora, para adobar
este sábado fresquito
se viene el tremendo clásico
de bosteros y gallinas
y esperemos que los hinchas
no se agarren a las piñas.
Va a estar difícil, señores,
que nada pase después
que se coronen campeones
los de Núñez o La Boca
el asunto me convoca
para decir que esta noche
el mundo volverá a ser
aburrido y sin bemoles.

Por eso voy a llamar
a mis amigos de siempre
y nos vamos a prender
un fueguito, por las dudas,
no queremos morir sanos
y menos de aburrimiento.
Qué manera de reílo
decía un criollo, me acuerdo.

Fueron épocas doradas,
cuando la gente podía
de a poco, pero avanzar.
Con este gobierno actual,
sostiene el diario oficial,
comenzó la recesión.
Lo está diciendo Mañeto,
no son inventos, muchachos
(¡Clarín no miente, caracho!).
Vamos a tener que hacer
una colecta entre todos
para que el CEO en cuestión
no se quede sin dinero:
debe ser feo no llegar
a fin de mes y ser cheto.

Más allá del resultao
desta tarde, este versero
agradece que haya temas
para gastar el tintero.

Salud, criollos de Malargüe
por darle a la policía
ese hermoso tate quieto.
Gracias, queridos ladrones
de diseños filipinos,
nos hicieron divertir
y salir de la pachorra
que en la montaña sin sol,
nos derrota la modorra.

Y no me quiero olvidar
del último disparate
ocurrido en Olegario
Andrade, donde un boludo
afirmó que en su tinglao
no se habla de política.
Dónde nació este pelotas,
que nunca nadie le dijo
que esa palabra preciosa
viene de polis, ciudad,
y entonces que no hay nada
que ocurra en una ciudad
que pueda ser apolítico.
Inochenti, agarrá un libro,
de autoayuda, lo que sea,
y si no te va el papel
encuadernao como códice,
leé en kindle, vos que sos
cibernético y copado
y ponete los zapatos
que en patas das mucho asco.
Igual, mijo, te agradezco
que te hayas sumao al ruedo
de los temas lamentables.
La anomalía es alimento
y combustible precioso
para quien anda buscando,
como este vate campero,
describir un disparate.

Me despido, no sin antes,
saludar a la criollada
de mis letores frecuentes.
Sin ustedes no soy naide:
el abismo se me acerca
el teclado no responde,
las biromes se me secan
y, como envase al vacío,
me quedo duro y sin aire.


Noviembre de 2018


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