viernes, 14 de diciembre de 2012

Chau 2012



El payador cae en el típico balance de fin de año.



Ha sido un año terrible
pa qué vamos a mentir.
Enfermedades, problemas
de toda clase he tenío.

Algunos me los busqué,
otros me han salío al paso
pero ya no quiero más:
dos mil doce, fuiste un asco.

Tonce voy a imaginar
quel veinte trece me espera
haciendo cosas mejores
que coplear como cualquiera.

Me voy a tranquilizar
en serio, me lo prometo,
pelota al piso, horizontes,
proyectos con algo e hueso.

Pero tampoco reniego
de lo bueno que pasó
en estos últimos meses:
no hay mal que dure cien años
ni naides que lo desee.

La familia acompañó
cada tropezón asurdo,
mi china me soportó
medio perdío en el mundo.

Los hijos siguen su curso
cada uno en su camino,
ser padre es asunto bravo
pero también divertido.

Se me jueron el Gabriel
y antes el Coco, y ricién
la Yisela se marchó,
me los tengo muy pensaos
y clavaos al corazón.

Voy a tratar de honrar bien
la memoria destos muertos,
porque si no qué sentido
tiene estar vivo y dispierto.

Muchas personas me dieron
su calidez en el frío,
cuando tenía fisurao
y hasta quebrao el destino.

A ellas les debo todo,
y a mí me debo lo menos,
voy a tratar de seguir
peleándole al desconsuelo.

Los brindis deste fin de año
tendrán sabor especial:
no es fácil reconocer
todo lo que uno hizo mal.

Injusticias siguió habiendo
de toditos los colores
ansí que no me le aflojen
los menducos luchadores.

Pero antes de irme de aquí
un saludito especial
pa mi ahijadita la Juana,
con su luz ella nos dice
que aún tenemos un mañana.

Y por fin a los letores
les debo mis muchas gracias,
sin ustedes este gaucho
se hubiera borrao del mapa.

Y ahura me voy, pensativo,
no quiero ponerme tonto,
los que están sufriendo mucho
sepan que tienen un criollo
dispuesto a poner el hombro.
No baje naides los brazos:
mejor año para todos.


Dic 2012




 

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