El payador se despacha contra el oportunismo del poder económico, que comparte las pérdidas, nunca las ganancias, y señala la complicidad de periodistas y escritores del poder.
Qué está pasando, señores,
que la súper gran empresa
que se ha embolsao millones
y ha dado mucho trabajo
a mendocinos y chinos
está cayendo a pedazos
porque no gana lo mesmo
que en otros años doraos.
Si es tan ansina, yo quiero
que también rescaten a otros
que sin ser tan importantes,
opulentos u opurrápidos
se han roto por mantenerse
e igual están por caerse.
Me parece miserable
–por usar frase elegante–
de parte de Pescarmona
que comparta lo que pierde
y se guarde lo que ahorra.
Cualquiera juega este juego
de ganar hasta en la pérdida
da mucho asco esta feria
de poderosos cuidando
que el más pesao no muera.
Rescatá mejor al pobre,
que no tiene ni una sombra
donde esperar el despido
culpa de la imprevisión
de empresaurios presumíos.
No tengo miedo que digan
que no entiendo economía,
he visto mucho en la vida
destos arreglos de gordos
que si no se comen todo
piden que lo coma otro.
No vengan ahura, colegas
periodistas, cagatintas
que escriben pal Clarín,
para el Uno o para el dos
a decir pelotudeces
sobre dinero estatal
y dinero del privao:
en este caso mentao
seremos todos nosotros
ciudadanos de a llobaca
los que pondremos dinero
pa rescatar a este garca.
Callensé tonce la boca
y dejen de defender
lo indefendible, señores,
no se merecen honores
los que chupan al Estao,
lo critican, lo denostan,
y dispués vienen al pie
rogándoles que les paguen
los afanos cometíos
con el verso financiero
de que no les queda mosca.
Me despido, voy a ver
si las cuentas deste mes
me cierran, si no es ansina
voy a llamar a Cristina
en lo posible llorando
para que me rescate pronto
y que todo siga andando.
Setiembre de 2014
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