martes, 8 de mayo de 2012

El editor que eligió mal la imprenta


Una anécdota que sirve de advertencia para los imprenteros locales que no cumplen con su palabra y que se quejan cuando los autores mendocinos editan fuera de la provincia.



Esta historia me contó
un editor que sufrió
dispués de luchar seis meses
con una imprenta rastrera
que para mejores datos
se llama igualito, sí,
que nuestra última letra.

El mentao arregló
imprimir un libro allí
sin saber que los muchachos
que viven frente al Acuario
son más lentos que tortugas
y torpes cual dromedario.

Luego de largas disputas
por el papel, por las tapas
del mencionao volumen,
llegaron ansí, en risumen
a un acuerdo comercial.

Raro risultó a mi amigo
quel taller gráfico ese
no se apurara en firmar
contrato o papel formal,
y este hombre, muy confiao,
siguió adelante su plan
para poder editar.

El pobre dejó una seña
y los libros deberían
estar listos para mayo
pero casi me desmayo
cuando me dijo la vítima
quel último ejemplar
estos tipos desprolijos,
cómodos y demoraos
se lo entregaron con suerte
pa finales dese año…

¡Ahijuna, qué disgraciaos”,
se lamentaba el pobre hombre,
engañao como un gurí
por estos tipos malditos
que ponen escusas tontas
como si uno juera bobo
y no supiera del modo
que se hacen estas cosas.

Además, tuvo problemas
con muchísimos libritos
que en lugar destar cosíos
los habían solo pegao
y el pobre que los abría
se encontraba pa ler
más que un libro bien bonito
y como debería ser
con un montó de papeles
que volaban por doquier.

Ni hablar que los imprenteros,
que se dicen de prestigio,
no pegaban con la tapa:
cuatro colores es mucho
cuando se trata de un chanta.

“Llegue a soñar”, me contó
mi pobre editor amigo
“questos malos empresarios
que se le notan los dientes
eran invadíos de pronto
por cuatrocientas serpientes”.
Pasa quel priocupante
taller gráfico en cuestión
tiene sus istalaciones
al lao del serpentario
y al parecer con el tiempo
se han contagiao lo pior
desos bichos que en silencio
se te acercan y te muerden
y sin que te dispertés
ya llegás al cementerio.

Ansí resultó esta historia
que no debe ser la única
de una imprenta menduca
que la levanta en palita,
imprime pa los gobiernos
provincial y nacional
pero si acecta un trabajo
que no le da mucho rédito,
te deja esperando meses
aunque hagás todos los méritos.

Dispués no lloren, muchachos,
imprenteros mendocinos,
si la gente, ya cansada
de tantos incumplimientos
se va a imprimir ajuera,
donde también hay ladrones
pero al menos no se borran
y en lugar de hacer la plancha
van y cumplen su palabra
y no se hacen negar
ni se hacen los superiores.


8 de mayo de 2012





3 comentarios:

  1. Cómo le va amigo López
    hombre bueno si los hay
    en abrazo lo saludo
    me voy para jamescrai
    lo aprecio mucho compadre
    y no es de ahora si no diantes
    que lo conozco hace tiempo
    y ahora Usté ya lo sabe

    Bajo esta capucha escondía
    al Gordo Torres ¡canejo!
    pa· güeviar un rato lo hice
    Usté sabe, cosa e· viejos
    me gusta que contestó
    ahí nomás levantó el guante
    Usté es un hombre de letras
    de letras y responsable

    Aura lo vuá dejar
    pa· que nos siga alimentando
    déle a la letra Juancito
    haga que Usté es buen cuyano
    Siempre le pego una vuelta
    pa· leer lo que ha escrito
    esruve mirando su libro
    ¡Juan Lopez, lo felicito!

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  2. Ahijuna, la vida tiene
    Vueltas que valen la pena
    Y esta vez es una desas.
    Gran alegría me ha dao
    Ver sus coplas, ceompañero,
    Ansi que busque la leña
    Y vaya prendiendo un fuego.
    Yo pongo el vino, uste canta,
    Y la vida se disfruta
    Y las penas se van solas
    Cuando uno bien las espanta.

    Salú, compadre, le mando
    Un abrazo desde el sur
    Cuando rigrese le aviso
    Y nos vemos sin demora,
    Que la vida es una cosa
    Que sucede siempre ahora.

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  3. Ahijuna, la vida tiene
    Vueltas que valen la pena
    Y esta vez es una desas.
    Gran alegría me ha dao
    Ver sus coplas, ceompañero,
    Ansi que busque la leña
    Y vaya prendiendo un fuego.
    Yo pongo el vino, uste canta,
    Y la vida se disfruta
    Y las penas se van solas
    Cuando uno bien las espanta.

    Salú, compadre, le mando
    Un abrazo desde el sur
    Cuando rigrese le aviso
    Y nos vemos sin demora,
    Que la vida es una cosa
    Que sucede siempre ahora.

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