Donde se describe la vida del trabajador periodístico, con especial alusión a un empresario que no honra sus deudas. Y un final esperanzado pero con un toque de escepticismo.
Está el periodista raso
jornalero e la noticia.
Hace su trabajo bien,
no se deja presionar
pero dura lo que un barco
de papel en alta mar.
Luego viene el capataz
llamao jefe e noticias,
ese responde al de arriba
y desprotege al de abajo.
Si no ponés bien la piedra
o no ajustás bien el lazo
el faraón te suspende
o te mata a latigazos.
El capataz áhi se agacha,
deja pasar el viandazo
pal redactor laburante
que tiene el lomo marcao.
No es fácil sobrevivir
en la selva periodística,
el promedio se transforma
en abeja lameculo
o en obrera silenciosa,
que hay que volver a la casa
y seguir parando la olla.
El que mantiene su ética
sufre por su honestidá
y su jornal se congela,
los francos se hacen escasos
y el agotamiento llega.
Los que me hacen reír mucho
se dicen “independientes”,
pero se queman prontito
cuando se les ven los dientes.
Esos opinan sigún
vayan haciendo clin caja.
Nihuil da un cacho e vergüenza,
Elevediez, una lata.
Libertaor, qué apoliyo,
Mdz otro fiasco,
solo se salva don Sisso,
lo demás es un pelmazo.
De Nacional no me olvido,
es la señal progresista,
son todos de Carta Abierta
como loros kirchneristas.
Ideologías enlataas
hubo en toda circunstancia,
solo que causa pudor
ver a todos de entrecasa.
Con los diarios y la tele
mejor no perdamos tiempo,
repiten con voz melosa
lo que dicta cada dueño.
Todo el tiempo están naciendo
chupamedias prolijitos
de Clarín, Vila o Alonso,
de Terranova o el Gobierno:
sueño morir sin cadenas
en mi rancho de Dorrego.
El del Dalvian necesita
estrofas pa él solito:
al señor le gané un juicio:
para mí no es poca guita
pero a él le hace cosquillas.
Han pasao varios años
y el tipo se hace el sordito.
Lo que pasa es que Pamela
está esperando un Vilita
y el padre, que anda en la lona
(Independiente ta muerto),
ahorra lo que me debe,
pa pagarle los antojos
a la diosa de la tele.
Somos varios los que estamos
en la cola de sus deudas
y mientras usté inora
nosotros hacemos arte
si la Lepra no repunta
le aconsejo arremangarse:
tal vez laburando un cacho
la mala suerte se espante.
Ansí que Daniel no importa,
gastesé nomás mi tela,
su moral es medio lenta,
y mi familia lo espera.
Siga e fiesta en San Isidro,
que la vida es pa gozarla:
la farándula se luce
y sus chupamedias charlan.
Me tildan de reaccionario,
me tratan de oficialista.
Yo soy payador anarco
ya he tirao varias pistas.
Y ansí voy perdiendo amigos,
por darle tanto a la lata,
pero guay, yo no me tapo,
con el corcho de Lanata.
Pero volvamos al centro
del asunto el periodismo
y dejemos las miserias
de estos empresarios vagos
por temas que sean más dignos.
Lo pior es que el periodismo
con el tiempo se ha güelto
un desfile e pavorreales
mucho más pavos que reales.
Solo quedan unos pocos
redatores de otros tiempos,
maestros de la escritura
que son verdadero ejemplo.
Por ahí también se asoma
uno que otro culillito
que respeta los valores
del escribir son sentido
consultando bien las fuentes
oyendo las dos campanas,
que por hacer lo que hace
no deviene en papanatas.
Ojalá que esos muchachos
y muchachas, por supuesto,
hagan un mejor futuro
para el pobre y maltratado
periodismito menduco.
Pero por lo general
en estos tiempos que corren
la triste banalidá
ha ganao la partida,
por eso hoy día vale más
un muchacho e linda trucha
o una nena bien bonita
que un periodista e valía.
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