lunes, 19 de marzo de 2012

Lo virtual

El Payador incorrecto intenta dilucidar la problemática de lo virtual y las nuevas formas de “realidad”.

Me solicitan del Sílicon
Vali que escriba
sobre la virtualidá.
Yo primero resistí
pero dispués me dijeron
que me pagaban las coplas
con patacones o dólares
y áhi nomás les acecté
que tengo que parar la olla.

Unos de los primeros
que inventaron esta cosa
de estar y de no estar,
por lo menos en la era
conocida por “moderna”,
fue Cervantes con su libro
El Quijote de La Mancha.

Es la historia de un viejito
muy culto y muy aburrido,
que encerrao en su casona
todo el día se morfaba
libros pasaos de moda
llamaos de caballerías.

Y el pobre viejo rallado
con el tiempo se creyó
que lo que áhi
 se decía
era la pura verdá.
Ansí comenzó, amigos,
esto e la virtualidá:
pensar que lo que mirás
en monitor o pantalla
todo el día como un loco
encerrao y obsesionao
corresponde a la verdá.

Ahura nos pasa con féisbuc,
con tuíter y con el chat:
no vemos a las personas,
ni las tocamos siquiera,
pero nos comunicamos
a puro ratón y tecla.

La televisión ayuda
a crear este espejismo
pero no tiene la culpa,
(pongamos solo un ejemplo)
de la violencia en la calle:
no seamos tan simplistas
que las muertes se producen
por el odio y por el hambre.

Lo que sí es muy priocupante
aunque sea inevitable
es que los niños ya crecen
con lo virtual en la mente.
Generación pos-alfa
se le llama a esta gentita
que viene aprendiendo más
de una compu que otra cosa.
Esa espresión significa
que es gente posalfabética,
porque las primeras letras
que comprenden no provienen
de su madre, de su padre
ni menos de sus agüelos
(olvidate de la escuela)
sino del computador,
la nótbuc o la tableta.

Todo un conflicto plantea
esta nueva realidá
que se superpone, mezcla
fusiona con la palpable.
Pero no hay que tener miedo
ni andar sacando las cruces:
no se trata de un demonio…
Son solo los nuevos tiempos,
como jue en el siglo quince
cuando apareció la imprenta
al final en Occidente,
y todos quedaron mudos
diciendo “cosa e mandinga,
este aparato que escribe
más rápido que la mano
y más prolijo entuavía”.

Ansí que yo creo, amigos,
que lo virtual no hace mal,
lo que hacen mal son los malos
ejemplos que estamos dando
los Quijotes aburridos:
todito el día en la compu
y los niños en la tele.
Y ajuera que espera el campo,
plaza, barrio, lo que sea
que se pueda tocar más
con las manos, con la jeta.

No podremos alejar
al niño de la pantalla
pero sí hay que ricordarle
que esiste un mundo exterior
lleno de aventuras nuevas
con peligros verdaderos
y niños y niñas bellas,
que pueden darse la mano
y salir a la vedera
(y tocarse sin el maus
y besarse sin las teclas).

Otro ejemplo pa ilustrar
la locura e lo virtual.
Me dijo un joven poeta:
“mirá, Juan, toy priocupao:
ya no te escribo ni pienso
sobre lo que anda pasando
en la tierra o en el cielo.
Más bien mis payadas nacen
de lo que veo todos los días
en el tuíter y en el féisbuc”.

Pedazo e alienación
que tenés, hermano mío.
Yo te puedo aconsejar
una cura reinfalible
pa semejante locura:
dejá e chatear con tu novia,
no ratoniés, más, pendejo,
invitala a caminar,
conversen jeta con jeta,
vayan al cine o al drástor
y después, si ella consiente,
pónganse a hacer el amor
de una manera real.

Las que están medio chaladas
molidas de la cabeza
son esas tribus virtuales
que militan en pantalla
lo que no se animarían
defender en la vedera.


Pucha que son recobardes,
ansí cualquiera es picante,
ansí todos somos págüer,
que no hay trompada más blanda
que aquella que se propina
por el aire livianita
del mentao ciberespacio.

Para poner fin a esta prédica
bastante virtual, por cierto,
voy a citar una aneda
muy potente y muy cercana:
una madre con su niña
miraban televisión
y a la madre, de redepente,
se le ocurrió priguntar:
“hija, ¿sabe usté la diferencia
entre la realidá y la tele?”.
Y la niña respondió:
“mami, ¿qué es la realidá?”.


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J.L. 19 de marzo de 2012

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