sábado, 25 de mayo de 2013

La infanta de la corona española, acusada de meter la mano en la lata


El payador repasa los diarios y se topa con una noticia que se venía anunciando. Y anuncia el festejo del 25 de mayo.



Tristeza no tiene fin
reza el verso de Jobim
y tristeza lo embargó
a este gaucho cimarrón
cuando la infanta no pudo
zafar de la corrupción.

Toy hablando de Cristina,
la hija del rey Juan Carlos
y de la reina Sofía,
casada con el Iñaki,
más rápido que ligero
pa conseguir plata gratis.

La pobrecita Cristina
aún no ha podío zafar
de la Justicia española
que la encuentra sospechosa
de evadir y de blanquear
unos dineros reales.

Quién puede ser tan ingenuo,
o más bien caído del catre
que puede confiar siquiera
en alguna monarquía,
si se sabe que se hicieron
robando todos los días
al pueblo, que laburaba
mientras en los palacetes
la joda se perpetuaba.

Una pena, la verdá,
que gente tan nobiliaria
que podría representar
algún conceto elevado
rispete la tradición
y continúe robando.

Será que viene en la sangre
esto de vivir de arriba:
no hay forma, ni hay que buscarla,
de hacer trabajar a un noble
y menos si tiene sangre
azul y todo ese verso
que les permite vivir
a costa del pobre pueblo.

Mi tata me enseñó siempre
a desconfiar del careta
que se viste muy bonito
y se da la güena vida:
«fíjese, mijo, decía,
detrás del brillo se escuenden
las miserias de la vida».

Menos mal que un 25
de mayo nos dimos cuenta
que teníamos que zafar
de esta triste parentela.

Aprovecho pa dejarles
un ¡Viva la Patria, ahijuna!
y me voy pa la cocina
que me espera el picadillo
y las tapas de empanadas:
vamo a hacer unos pasteles
pa recordar esa gesta
que unos añitos dispués
nos liberó al fin del godo
y nos trajo la alegría,
de vivir en libertad
y aplastar la monarquía.



Mayo de 2013






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