Una anécdota que sirve de advertencia para los imprenteros locales que no cumplen con su palabra y que se quejan cuando los autores mendocinos editan fuera de la provincia.
Esta
historia me contó
un editor
que sufrió
dispués de
luchar seis meses
con una
imprenta rastrera
que para
mejores datos
se llama
igualito, sí,
que nuestra
última letra.
El mentao
arregló
imprimir un
libro allí
sin saber
que los muchachos
que viven
frente al Acuario
son más
lentos que tortugas
y torpes
cual dromedario.
Luego de
largas disputas
por el
papel, por las tapas
del
mencionao volumen,
llegaron
ansí, en risumen
a un
acuerdo comercial.
Raro risultó a mi amigo
quel taller
gráfico ese
no se
apurara en firmar
contrato o
papel formal,
y este
hombre, muy confiao,
siguió
adelante su plan
para poder
editar.
El pobre
dejó una seña
y los
libros deberían
estar
listos para mayo
pero casi
me desmayo
cuando me dijo la vítima
quel último
ejemplar
estos tipos
desprolijos,
cómodos y
demoraos
se lo
entregaron con suerte
pa finales
dese año…
¡Ahijuna,
qué disgraciaos”,
se
lamentaba el pobre hombre,
engañao
como un gurí
por estos
tipos malditos
que ponen
escusas tontas
como si uno
juera bobo
y no
supiera del modo
que se
hacen estas cosas.
Además,
tuvo problemas
con
muchísimos libritos
que en
lugar destar cosíos
los habían
solo pegao
y el pobre
que los abría
se
encontraba pa ler
más que un
libro bien bonito
y como
debería ser
con un
montó de papeles
que volaban
por doquier.
Ni hablar
que los imprenteros,
que se
dicen de prestigio,
no pegaban
con la tapa:
cuatro
colores es mucho
cuando se
trata de un chanta.
“Llegue a
soñar”, me contó
mi pobre
editor amigo
“questos
malos empresarios
que se le
notan los dientes
eran
invadíos de pronto
por
cuatrocientas serpientes”.
Pasa quel
priocupante
taller
gráfico en cuestión
tiene sus
istalaciones
al lao del
serpentario
y al
parecer con el tiempo
se han
contagiao lo pior
desos
bichos que en silencio
se te acercan
y te muerden
y sin que
te dispertés
ya llegás
al cementerio.
Ansí
resultó esta historia
que no debe
ser la única
de una
imprenta menduca
que la
levanta en palita,
imprime pa
los gobiernos
provincial
y nacional
pero si
acecta un trabajo
que no le
da mucho rédito,
te deja
esperando meses
aunque hagás
todos los méritos.
Dispués no
lloren, muchachos,
imprenteros
mendocinos,
si la
gente, ya cansada
de tantos
incumplimientos
se va a
imprimir ajuera,
donde también
hay ladrones
pero al
menos no se borran
y en lugar
de hacer la plancha
van y
cumplen su palabra
y no se
hacen negar
ni se hacen
los superiores.
8 de mayo
de 2012
Cómo le va amigo López
ResponderEliminarhombre bueno si los hay
en abrazo lo saludo
me voy para jamescrai
lo aprecio mucho compadre
y no es de ahora si no diantes
que lo conozco hace tiempo
y ahora Usté ya lo sabe
Bajo esta capucha escondía
al Gordo Torres ¡canejo!
pa· güeviar un rato lo hice
Usté sabe, cosa e· viejos
me gusta que contestó
ahí nomás levantó el guante
Usté es un hombre de letras
de letras y responsable
Aura lo vuá dejar
pa· que nos siga alimentando
déle a la letra Juancito
haga que Usté es buen cuyano
Siempre le pego una vuelta
pa· leer lo que ha escrito
esruve mirando su libro
¡Juan Lopez, lo felicito!
Ahijuna, la vida tiene
ResponderEliminarVueltas que valen la pena
Y esta vez es una desas.
Gran alegría me ha dao
Ver sus coplas, ceompañero,
Ansi que busque la leña
Y vaya prendiendo un fuego.
Yo pongo el vino, uste canta,
Y la vida se disfruta
Y las penas se van solas
Cuando uno bien las espanta.
Salú, compadre, le mando
Un abrazo desde el sur
Cuando rigrese le aviso
Y nos vemos sin demora,
Que la vida es una cosa
Que sucede siempre ahora.
Ahijuna, la vida tiene
ResponderEliminarVueltas que valen la pena
Y esta vez es una desas.
Gran alegría me ha dao
Ver sus coplas, ceompañero,
Ansi que busque la leña
Y vaya prendiendo un fuego.
Yo pongo el vino, uste canta,
Y la vida se disfruta
Y las penas se van solas
Cuando uno bien las espanta.
Salú, compadre, le mando
Un abrazo desde el sur
Cuando rigrese le aviso
Y nos vemos sin demora,
Que la vida es una cosa
Que sucede siempre ahora.